El secreto de Oaxaca: ¿Sabes de dónde vienen sus tradiciones?




Si has visitado Oaxaca, sabes que es un lugar que te toca el alma. Es una experiencia, un lugar lleno de mucho color, sabor y música. Pero siempre nos hacemos la pregunta, ¿cómo estas tradiciones aún se sienten tan vivas

La respuesta no es tan simple. Es una historia larga, de hace cientos de años, que junta a tres mundos muy diferentes.

La Tierra y la Sangre

Todo empezó con los zapotecas y los mixtecos. Ellos no solo construyeron ciudades impresionantes como Monte Albán, sino que crearon un universo de creencias que todavía respiramos en cada rincón de Oaxaca. No es solo historia en un libro; es algo que vive en la gente. Piensa en la Guelaguetza. No es solo un espectáculo de baile. Es un ritual sagrado que nació para darle las gracias a la diosa del maíz. Cuando ves a la gente de los pueblos danzar, están haciendo algo que sus ancestros hicieron por miles de años. Es una conexión.

Y mira la artesanía. En los tejidos de Teotitlán del Valle o la alfarería de San Bartolo Coyotepec, esos diseños no son casuales. Son símbolos, pedacitos de un conocimiento ancestral sobre la naturaleza y los dioses que se han pasado de una mano a otra.

Cuando dos mundos colisionaron

Luego llegaron los españoles, y fue un choque de culturas. Pero lo más increíble es lo que pasó después. La cultura local no desapareció, se mezcló con la nueva, creando algo que nunca nadie había visto.

El mejor ejemplo es el Día de Muertos. Sí, tiene un nombre católico, pero la fiesta es oaxaqueña de corazón. Combina la creencia de que nuestros muertos regresan a visitarnos con la festividad de Todos los Santos. Por eso los altares están llenos de flores, de velas y de la comida favorita de nuestros familiares. Y la gente, en lugar de llorar, va a los cementerios a cenar, a cantar, a contar historias y a beber mezcal. No es un día de luto, es una reunión familiar, una celebración que une a los vivos y a los que ya se fueron.

Un tercer sabor

Hay una parte de esta historia que no se cuenta mucho: la herencia afrodescendiente. En la Costa Chica de Oaxaca, las tradiciones que llegaron con los esclavos se fusionaron con las locales, dándole a la región un toque muy especial.

Basta con escuchar la música, como el son de la chilena. Vas a sentir esos ritmos que nos recuerdan a África. Y en la cocina, el uso de ingredientes como el plátano macho es una prueba de que esa cultura también echó raíces profundas aquí.

Al final, la magia de las tradiciones de Oaxaca es que son una historia contada por tres voces distintas, que se unieron para crear algo que sigue asombrando al mundo. Es el pasado que vive en el presente, un tesoro que se siente y se vive.

Espero que esta historia te haya gustado, nos vemos la próxima semana.

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